
1. Considera cada amanecer un momento maravilloso para ofrecer nuestra vida a Dios, para escuchar su Palabra, para cumplir su voluntad.
2. Planifica cada jornada, con tiempo para todo: para el trabajo, para el estudio, para la lectura, para la oración, para el descanso.
3. Visita a Jesús en el Sagrario, haz allí un buen rato de oración, fuente de infinidad de bienes para nosotros.
4. Dedica tiempo a la lectura: haz una lista de buenos libros que te informen, te formen, te enriquezcan culturalmente y te inflamen el espíritu.
5. Entrégate a la familia: conocerse más, dialogar mejor, estrechar los lazos del amor y de la unidad.
6. Repasa tu vida: para ello, lo mejor es un curso de retiro, unos dias de silencio y reflexión.
7. Haz nuevos planes para el futuro: ¿qué nos sobra? ¿qué nos falta? ¿qué necesitamos? ¿qué caminos nuevos se me ofrecen?
8. Procura hacer apostolado: Hace unos dias, el Papa Benedicto XVI nos decía a todos: "Exhorto a todos los fieles a ser como fermento en el mundo, mostrándose cristianos presentes, emprendedores y coherentes". El apóstol es un enviado, un comunicador, un sembrador, un testigo.
9. Cultiva tus aficiones: viajes, excursiones, música, pintura, visitas... El mundo está hoy a nuestro alcance y hemos de saborear sus posibilidades de bien.
10. Sé feliz en todo momento, sabiendo que la felicidad tiene siempre una clave: la fidelidad. Siempre fieles, siempre alegres. Fidelidad a nuestra vocación, a nuestra misión en la vida, a deberes y obligaciones, a llamadas divinas y humanas.
Precioso "decálogo" para vivir este ardiente verano, en el que la crisis nos envuelve y nos incendia, pero también, puede hacernos reflexionar a fondo sobre nuestros pasos y nuestro caminar. El verano nos trae descanso. Y ha de traernos tambien un tiempo de silencio interior, no tanto para escudriñar la conciencia, que tambien, cuanto para descubrir hermosos horizontes, a ser posible, de grandeza.
![]() Fuente: Religión en libertad.com |
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